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viernes, 1 de marzo de 2013

Poesía del Caballo.

Aquí les dejo, una letra que cantaba a la vez que recitaba Paco Toronjo, éste, la cantaba en el traste 7 por son de Soleá, en la que nos cuenta una historia de desamor, de un hombre que tuvo que vender el caballo para poder comer, y encima luego, lo dejó la mujer.

A Dios pongo por testigo de lo que me pasa a mi,
no puedo vivir contigo, pero tampoco sin ti. 
Por otro la vi llorar, por otro la vi llorar,
y yo, que la quiero tanto, la tuve que consolar.
La mujer que mas quería, con otro la he visto hablar,
aunque me cueste la vida, no habrán de verme llorar,
dolerme si que me duele, que me falte su querer, 
pero trinco siete gordas... y, echa vino montañés.
Talento y "privao", 
no hay "duca" que a mi me levante el gallo, 
si yo no he llorao si quiera a la muerte de mi caballo.
Hay... que caballo tan bueno, que planta tan señorona,
tomaba café con leche lo mismo que las personas.
Yo lo montaba en pelo, na' de silla ni de espuelas,
pero hombre... si cuando chico iba conmigo a la escuela.
Me pegó un dia el maestro por no saber geografía,
y el potro le dio tres coces que lo trasladó a Turquía.
Y cuando el "tifu" que ni un pelo faltó pa' que me muriera,
no había quien lo apartara de junto a mi cabecera;
era igualito que yo, 
que importa que tuviera cuatro patas y yo dos.
Las orejitas de punta, los ojos como candiles, 
a cuarentaisiete leguas divisaba a los civíles.
Si estaba yo inspeccionando los corrales de gallina,
me avisaba en un relincho, ¡tú, que vienen las vecinas!
Y como yo pretendiera de amores a una serrana,
se arrodillaba el caballo debajo de su ventana.

Un domingo fui a los toros, que tarde mas divertida,
viendo al niño de Bollullos, la "jindama" que tenía.
Al picador de reserva le tiraron seis tomates
y la chaquetilla verde, se la volvieron granate.
¡Picatoste!, ¡picatoste, vamos a picar!
Si es el caballo que no quiere caminar.
Y era el caballo, el compañerito mio,
 que yo estaba dando voces y me había conocido.
Llamándome desde lejos , soltó un relincho de pena, 
la gente a mi me ha envestido pa' darme muerte en la arena,
¡defiéndeme compañero!, ampárame en mi vejez,
que el toro me esta mirando y no me puedo valer.
En la raíz de mis huesos sentí un temblor de agonía,
el toro en aquel instante como un rayo lo envestía.
Quise saltarme, salvarlo de una muerte certera, 
pero alguien me dijo: a la cama a dormir la borrachera.
Juez del cielo, Dios divino, dale a esta gente un castigo 
que se juntan por miles pa' asesinarme a un amigo.
Se quedó como un guiñapo allí cerca al estribo,
pero yo, como soy hombre, me divierto, bebo y vivo.
Venga pronto, dame vino de "La Palma"
que esta de cuerpo presente mi compañero del alma.
-¿Por qué chilla ese "guasón"?
Porque ese torito negro, me ha partido el corazón.
Una mujer desde arriba le echó al caballo una rosa.
-Ya lleva entierro con flores.
Que Dios se lo pague hermosa...
Por eso me privo y no lloro a la muerte de mi caballo,
aquel que murió en los toros en una feria de mayo.
Hay, que caballo tan bueno... que compañero mas fino,
pues no lo lloro, me bebo las lagrimas con el vino.
¿Cómo quieres que suspire?
¿Cómo quieres que suspire, por culpa de tu querer....?
Si he visto morir a un hermano,
y ya, ni me acuerdo de él.



Espero que les guste, dejen algún comentario, con alguna duda al respecto.

4 comentarios:

  1. Esta poesia la recitba mi padre como nadie.
    Muchas gracias hace tiempo que buscaba la letra.

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  2. ya hace muchos años un amigo mio que recitaba la poesía como nadie se la escuche en infinidad de ocasiones y me encantaba

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  3. Alguien sabe quien es el autor. Creía que era de Fernando de Villalón, pero no la he localizado en su obra.

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